miércoles, 16 de febrero de 2011

Determinación.

 La determinación no habla de inalcanzables. Simplemente va rompiendo barreras, para llevarte a límites insospechados. A veces nos muestra lo mucho o lo poco de nuestra paciencia y la ajena. Y después de agotar el tiempo para que las cosas  que creemos maravillosas sucedan, te empuja al primer millar de intentos plagados fallos, tan sólo porque a la determinación de siempre le ha sido ajeno el fracaso.

La determinación es lo que no me permite venirme abajo cuando el mundo parece ponerse en mi contra, cuando todo lo que creía importante me abandona. La determinación es lo que me ha permitido trabajar los siete días de la semana más de 10 horas durante el último año. Es mi determinación y la imposibilidad de esperar, lo que me ha hecho creer que no soy el hijo favorito de Dios, es esa misma determinación la que me empuja a creer, pero no a esperar el milagro mientras persigo mis sueños de fracaso en fracaso.

No soy perfecto ni estoy determinado a serlo ni por convicción ni por derecho. Más estoy determinado en llegar hasta el final, porque sea o no el hijo favorito de Dios fui concebido para ello. La vida nos sonríe a todos.