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martes, 28 de junio de 2022

Solo sé que no sé nada...

En el eco resuenan sabias palabras. Y para quien no se detiene a pensar en ellas, no dicen nada. Sin embargo fueron dichas y luego escritas con toda intención. Por ejemplo: "Dicen que hay dos tipos de dolor. El dolor inútil y el que nos hace más fuerte." Y sobre estas mismas palabras, a veces me pregunto: Si algunos tuvieron la posibilidad de elegir una de las dos opciones, ¿Por qué hubo otros que simplemente eligieron las dos? Especulando pienso, que simplemente el hecho de saber de su propio error y el deseo de revertirlo los arrastró inevitablemente a esa situación, en la que no hay paz, solo una gran lucha interior con momentos de sufrimiento, gloria, calma y dolor sin un orden específico, sin caos, en la que una cosa lleva a la otra, donde no hay tres sin dos.

Quien elige el dolor, sabe que el castigo le privará de algo que aprecia y ese es el camino que encuentra para su propia redención. Quien eligió el dolor, probablemente no tuviera otra elección y aunque sin saberlo de alguna manera eligió también la autoflagelación. A sabiendas de que hay cuentas del alma que nunca se han de pagar, aunque el tiempo casi siempre termine por hacer su magia ocupando su lugar. De alguna manera y como dice el refrán: "Después de la tormenta viene la calma." Sin embargo para quien elige el dolor no hay momento de paz.

Los que eligieron ser fuertes, antes tuvieron que elegir el dolor.  Y en algún momento fueron tan pesimistas que solo estaban deseando perder, únicamente para tener la razón. Lo que les hizo fuerte no fue su margen de acierto sino su margen de error. Los que eligen ser fuertes, no lo hacen por vocación, lo hacen por la misma razón de quien elige el dolor. Entendiendo que el sacrificio será el camino que encuentren para acallar la vergüenza de su propio error. Los que eligen ser fuertes saben que la vida también les privará de algo. Y esperan en algún momento premio o compensación. Sin embargo a veces ser fuerte se trata tan sólo de ser un buen perdedor...

 



martes, 26 de febrero de 2019

...


Amo cada hora del día, porque sé que estás por ahí en cada una de ellas.Y siempre que te pienso me emociono tanto, como si la vez primera fuera. La primera vez de todo lo que a acontecer fuera, cada día al amanecer. Y entonces el olor a pan tostado y a café me avisan de que la vida continúa, pero un nuevo día comienza. Y mientras contemplo tu retrato en la pared y a mi lado las horas muertas, te devuelvo la sonrisa y sin prisa bajo la cabeza y me pregunto por qué ... ? Y para cuando quiero pedirte perdón, me doy cuenta que de todo lo que pretendía ser, nada seré, que el único vestigio que queda de todo aquello que una vez amé, sólo resta un retrato inerte en la pared...
Y pueda que no viva de la manera que quiera, pero estoy harto de hacer lo que me convenga. Por eso busco cada día mil maneras de tenerte cerca y ésta, es tan solo una de ellas.Y es que te quiero cerca muy cerca o puede, que simplemente te quiera ...

LPF01f85

sábado, 7 de julio de 2018

Gracias!!


De un tiempo  está parte he asumido que puede que sea mi karma o mi buena o mala suerte, quien decida como voy a vivir o como será mi muerte, por encima de cualquier monumental esfuerzo. Y aunque desde entonces responda con silencio a todos los desprecios y agravios que me atavían. Irónica e inevitablemente, sigo resultando para algunos tan molesto como ni sus propios males podrían serlo. 
Sé que el mundo no es perfecto y doy gracias por ello. Sobre todas las cosas, porque yo tampoco lo soy ni podría serlo. A veces más que suerte es una cuestión elección y puede que todo se reduzca a eso. Por eso mil gracias doy a los que están y mis mejores deseos para los que se fueron.





viernes, 2 de diciembre de 2016

El problema.







Mi problema no es que no pueda tener una cita contigo. Mi problema es que no sé como pedírtelo y que me haga ilusión. No sé como ahogar la verdad ni salvar al amor. No sé como terminar cuando todo empieza por el final. No sé como continuar si para hacerlo tengo que dejarte constantemente detrás.  En la oscuridad de un silencio hecho de recuerdos que me desprecian y te aman, como si la piel que habito fuera tu reino, como si mi corazón me odiara. Cuando sin importar lo que respire, el aire no me alcanzara. Cuando sin importar lo que siembre, la cosecha siempre sea mala...



LPF.01f85
Artista Plástico: Frida Kahlo.



lunes, 22 de agosto de 2016

Bailando con sus cenizas.

















... parecía que había perdido la fuerza, y que ni la tierra le quería, que la gravedad no era tan intensa, y que la lluvia era lo que mojaba sus mejillas. Pareciere que le doliera todo y que bailara con sus cenizas. No es que no supiera, a donde no quería ir, más le entristecía saber a donde no volvería. Y murió con el dolor de no poder encomendar a sus besos,  despedida alguna  y  con la alegría de no faltar a su promesa, cuando de amor se habla y se hace para toda la vida. Ahora solo friega los cacharros, no da portazos y le da de comer a sus perros y gatos...


Borrador.
Artista plástico: Velazquez.

jueves, 1 de enero de 2015

Mariposas.















En un intento de ser invencible o mejorarse copió la forma de vida de los animales más fuertes, los más rápidos. Sin embargo después de un tiempo, puede que por capricho o  simplemente harto de ser temido e idolatrado, escogió en apariencia uno de los más débiles y lentos de la faz de la tierra. Una simple Oruga. Y cuando le preguntaron si no temía por su vida, respondió que sí, y que era un riesgo que aceptaba tomar. Sobre todas las cosas porque estaba encantado de vivir sabiendo, que cualquier día más que ser el último, podría ser el primero...
A mi hermana.

Artista Plástica: Montse Llados Farran.
Obra: Mariposa.
Pavel Arquímedes.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Él.

 Borrador. Parte-

Él, que poco o casi nada tenía. Mucho temía perder sus posesiones... y siendo aún más rico que pobre... vive lamentándose en un tedio amargo y culpando a otros de su desdicha... 

Nada de lo que hace o por entonces hacía, por parecer, no parecía, ni por ley natural, ni por gracia divina, ser más poderoso que el castigo que se autoinflingía tras un fracaso o revés. Ya fuere por sus actos, más que por algún pacto natural o divino entre cualquiera que fuera su Dios o el ejecutor de su castigo. Él, que tan sumisamente vivió o vivía, no reflejaba en ninguna de sus formas o manías, eso que algunos llaman, la suerte del pobre y otros con gran desazón, horrible desdicha.

Aprendió con resignación a callar y a esperar que nada sucediera... con siete años de la habana encerrados en una botella, todas sus lágrimas son tristes. Hasta que la primera luz de la mañana exorcice, los demonios que a su alma trémula y sola le atormentan... Y en su agonía de amar todas las cosas que mueren, no encuentra felicidad ni descanso, no vive. Esperando eso, que algunos hombres llaman justicia y que a nada se debe. Al menos no como a la fatiga el sudor, de quien por intentar hacer el bien casi muere, no como la lluvia a las flores, no por el hombre que en la cruz perece. 

Él, que poco o casi nada tenía, sabe que si tiene que morir, no será hoy el día. No tiene una sola razón que le valga... condenado está desde entonces a ser feliz aunque sólo algunos domingos quiera. Sin saber que todo lo que haga hasta el último de sus días, será para proteger a lo único con lo que sin vivir no podría, por jurar que hasta la muerte le amaría, aunque a veces le duela.

G.S.F


jueves, 25 de julio de 2013

Que aquí acordemos.

Borrador Parte:14


-Que no era una cuestión de cuánto pudiera quererle o de que en algún momento todo cuanto sintieran el uno por el otro llegase a su fin o pudiese acabar. Ambos sabían que no se trataba de otras personas ni de juntar penas y lágrimas, que nada tenía que ver con amores de esos que se juran para toda la vida o promesas vacías ni de garantías para la eternidad. Precisamente porque las promesas se rompen y porque el amor "acaba" precisamente porque lo eterno últimamente no suele durar.

Entonces debería ser mucho más que un intento desesperado por alcanzar la felicidad, mucho más que el rutinario curso de la vida o el simple dilema que se les planteaba gracias a la inconfundible indefectibilidad humana de ambos al amar.  A sabiendas él, de que lo único propio que tiene es su nombre, porque a ella pertenece todo lo demás. 

Y es que de lo que os estoy por contar, todo absolutamente todo, tiene que ver con la vida. El único espacio tiempo donde la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma, a veces en una bonita sonrisa otras tan sólo en electricidad. Por eso no es una cuestión de sacrificios ni esfuerzos ni de despertarse cada mañana e imaginar un día perfecto en el que ella no pueda estar. Por eso tampoco tiene que ver con ninguna de las fases del enamoramiento, la luna o días de sol... Más bien tiene que ver con los sueños y lo que dista de ellos el sendero de lo real y lo maravilloso. Sin embargo tiene que ver también con la solemnidad de la muerte y sus manías de no dejar puertas abiertas o cabos sueltos, por eso no quiere que nadie le diga cuánto le quiso o cuanto aún le quiere. No quiere que ella lo imagine o lo suponga, porque nada hay más real, nada hay más cierto.

  
Y siendo esto que siento por ti, algo concebido para toda la vida o imposible de deshacer. Que aquí acordemos:
  • Que aquí acordemos que tienes derecho a no amarme si así te pareciere, pero que también acordemos que es irrevocable mi derecho de amarte hasta que pierda el sentido o hasta mi propia muerte y que sin importar lo que suceda haz de respetarlo, siempre.
  • Que aquí acodemos, que todo cuanto te amo no sea estimado jamás por quien de amor más que vivir, muere.
  • Que aquí acordemos, que de todo lo acontecido o de lo que aquí termine o comience, no habrá un sólo culpable ni a quien señalar con el dedo. 
  •  Que aquí acordemos amar la libertad, más de lo que podamos temer al castigo.
  • Que aquí acordemos no cambiar un sólo detalle de esta historia jamás, ni para bien ni para mal y entonces ambos tendremos un trozo de algo irrompible, imborrable, un trozo de algo marchito, pero aún vivo. Algo para no olvidar.
    LPF.01f85
    Lara Pardo Fernández.


    martes, 11 de junio de 2013

    La justa medida del amor.


    Para algunas personas la medida de su amor está vinculada con lo que lloran, para otros con lo que reciben o entregan. A veces simplemente parece estar ligado a una palabra o un hecho en concreto, a una fecha al deber de emparejarse por etnia o lugar de procedencia por la cantidad de sexo que se pueda tener en un año, un juramento o simplemente un beso. 

    Para otras personas la medida justa del amor la tiene el tiempo y está muy vinculada a la tolerancia al respeto, y como en esta vida nadie nace sabiendo, amar es algo a lo que se debe aprender también. Y por intuitivo que parezca este sentimiento, al parecer todo lo que amemos a esa persona especial es lo mínimo que deberíamos amarnos nosotros mismos a cada momento. Pero si es así en qué momento deberíamos renunciar a todo lo que somos o a lo que nos debemos, sólo para comenzar “de cero” o simplemente para amar a otra persona y a otra y a otra, como si fuera nuestro reflejo. 

    Para otras mentes puede que más maravillosas, la medida del amor tiene que ver con estar viviendo un sueño maravilloso y mientras se mantienen sumergidos en su somnoliento letargo, nadie los puede sacar de esa sensación maravillosa o no que puedan estar viviendo, sin saber entonces que tienen contadas sus horas de sueños, porque para vivir en el mundo real, incluso para enamorarse, hay que estar despierto. Y así hay gente que busca incesantemente la justa medida del amor en el físico o incluso en cosa más simple, como en el acento. Y es que con tantas verdades en este mundo todo puede ser más o menos cierto y la verdad más grande que parece haber no es la real, sino, la queramos creernos.

    A mí no hacerme ningún caso, pues he pasado demasiado tiempo mirando a la luna y soñando despierto. A mí no hacerme mucho caso porque en cuestiones de amor soy bastante analfabeto y hay muchas formas de amar que por más que me las expliquen no las entiendo. Sin embargo me he dado cuenta que en la medida que nos hacemos adultos, nuestro amor madura casi en la misma medida que maduran nuestros sueños. Me he dado cuenta que ni el amor ni los sueños envejecen, que no se amilanan ni se hacen pequeños. Que no son ellos los que nos excluyen, los que nos apartan, no son ellos los que nos rompen el corazón, los que se avergüenzan de nosotros y nos abandonan por otro amor o incluso por otro sueño. Para mí la justa medida del amor es una sola, es inmensa, sin embargo cabe en el corazón. Para mí la justa medida del amor, está en tus besos. 

    LPF.01f.85

                                                                                                                                                                                                            
     

    sábado, 11 de mayo de 2013

    Todos los días de mi vida.

    Borrador.Parte 19.

    Al final del camino todos los días de mi vida sólo serán una cifra, como mis años, los aniversarios o las vidas que pueda tener o no un gato. Al final del camino puede que me pregunte dónde está  el resto del tiempo que no viví contigo, los que en mi alma suman una eternidad y en tu cuenta sólo cuatro. Al final del camino puede que no sea crucial nada de lo que me quede por hacer y por eso la sabiduría de los años haga más densos mis huesos, más nítidos mis recuerdos, más elocuente mis silencios y más dulce mi pasado, en la misma manera que hace más perecedera mi voluntad y criterio de haberte amado... 

    Y a excepción de algunas personas y tus besos, casi todo lo que considero importante, puede que en algún momento deje de serlo sin que pueda remediarlo. Porque algunas cosas caen por su propio peso y otras simplemente mueren con los años. Por eso nunca digo mi edad a quien me parece ajeno o extraño, porque para quien no me conoce todos los días de mi vida sólo serán una cifra, que para su creer bien podría ser de lo que me quede o de lo dado...

    Y puede que muera joven  o a lo mejor con cien años y puede que todo lo que te ame muera conmigo. Puede que todo lo que te ame quepa en un libro o en un párrafo. Pero nunca serás una cifra, ni primera ni última. Serás la única y sin importar cuantas vidas me tome, en todas te habré esperado...
    LPF.01F85

    sábado, 30 de marzo de 2013

    Los domingos al sol.

    Borrador. Parte 7.

    Algunos días, casi siempre los domingos por la tarde se sienta en la plaza  de algún pueblo fantasma y contempla la puesta de sol y todas las pequeñas cosas que por orden natural e inevitable acontecen a su alrededor. La quietud de sus manos y sus pies no dejan entrever la manera en que revolotea su corazón hacia los recuerdos que perezosos le arrancan una sonrisa y de vez en cuando algún suspiro. Dentro de sus recuerdos hechos a medida nada es lo que parece y los besos no se pueden borrar, es como si todo el universo se detuviera sólo para estar con él, únicamente para que pueda reescribir todo lo vivido a su voluntad. Un lugar donde tiene el poder absoluto de abstraerse y conspirar con la realidad por unos instantes o por unos segundos y casi siempre durante las tardes de domingo. 

    Os puedo asegurar que nada tiene que ver esto con algún tipo de desequilibrio ni con escapar desde o hacia. Simplemente ha encontrado un motivo y la forma que le permiten vivir en armonía con la intención de sacrificar todo lo que era por lo que para bien está dispuesto a llegar a ser. Y dispuesto a no dormir hasta descubrir lo insólito de la brevedad de estos momentos de soledad y silencio, no renuncia a nada de lo que está viviendo y presto está incluso a morir por ello, porque sabe que si tiene un sueño tiene que protegerlo, porque sabe que el dolor es temporal y que el lamento de renunciar a lo que ama puede durar eternamente y eso para una vida es demasiado tiempo. 

    Él empezó a soñar cuando se dio cuenta de que ella no le amaba. Cerro sus ojos y le pregunto a la madrugada si bastaba con hacer lo correcto, sólo que ya no lo haría por la flamante bicicleta roja que anhelaba de pequeño, no lo haría por lo prometido ni por un beso y dejo que todo su futuro pendiera de una moneda lanzada  al aire con la interrogante de si debía amarla, como si le correspondiera a la moneda decidirlo, como si tuviera algún poder sobrenatural o sobre lo importante, la cruz o su reverso. Y mientras giraba comprendió que sin amor nada es posible, que sin amor nunca podría ser libre, así que mientras la moneda indecisa se debatía en el aire buscando hacer lo correcto al tiempo que parecía invitar a un caniche juguetón que por allí paseaba su dueño a que le atrapara por no verse en semejante conflicto de hacer o no lo incorrecto. Él, dio la espalda y comenzó a andar en la misma dirección en que las hojas eran empujadas por el viento dejando caer la moneda al suelo, sin mirar, porque no quiere vivir sin ella, porque eso ya lo intentó una vez y no supo cómo hacerlo. Porque algunas veces, casi siempre durante las tardes de domingos se sienta en cualquier plaza sólo para esperarla a pesar de que para cuando se va, el sol hace un buen rato que ya se ha puesto.


    LPF.01f.85


    martes, 19 de marzo de 2013

    Espacios infinitos.

    Borrador. Parte 6.





    Es la sensación de estar muy cerca de algo hermoso que le hace imaginar que puedan existir espacios infinitos donde nada se interponga para recrear sus sueños. Es la sensación de sentirse vivo la que muchas noches le impide dormir como si no quisiera perderse un sólo instante de todo lo que está viviendo... Y es que todavía no aprende a vivir con penas tan grande como las de querer con decadencia, sin espíritu conquistador, ni fe. Y podría compartir el paraíso con ella, si ella así lo quisiera, tanto como comparte su dolor, su silencio y todo lo que el futuro le pueda augurar o pretenda. Mientras, esta noche como en todas las noches anteriores se irá a la cama pensando en ella y es muy probable que suceda lo mismo en las venideras y como la vida y este mundo están llenos de causas y azares que los hombres no comprenden ni conocen puede que alguna vez ella despierte sin que su nombre le suene, sin saber por qué todavía le quiere y con la ilusión de poder olvidarle después. Y antes que tome lugar lo terrible de este gran desastre o infortunio, exhausto, pero sin perder el aliento, continúa con su hacer. 

    Y es que su pasión hace de su voz y sus horas muertas letras que corren libres y silencios que le empujan a creer en lo improbable y le hacen mirar tan para dentro de sí mismo que  a veces no llega a comprender cómo puede quererle tanto, cómo puedo vacilar la posibilidad de vivir sin aire antes que renunciar a sus besos. Será cierto eso que reza que si daño no te puede hacer, es muy probable que feliz tampoco. Y puede que no fueran sus promesas la causa de su fortuna, puede que lo que no le mate le haga más fuerte o le engorde, puede que no baste con quedarse dormido para soñar después.  Sin embargo también pudiera ser que este amor no tenga en cuenta séptimos días y por ende puede que nunca deje de quererle. A cuenta y riesgo de que el dolor se pueda cebar con él o creer en algún momento, más fuerte. 


    Por eso esto no es para ti ni para nosotros, es para el dolor que ambos podamos sentir en algún momento, que se joda. Esto es para que no olvide que hay momentos y personas que nunca se olvidan, para que no olvide el valor del silencio ni de las palabras, para que sepa que todos los amores, si amores son, son perfectos. Y nuevamente que se joda si todavía no quiere darse cuenta que para mi gusto eres maravillosa, con tus virtudes y defectos, si no puede ver más allá y darse cuenta que esto es lo más cerca que estará del cielo, si cree poder dominarme o doblegarme como si no tuviera un espíritu libre y propio, como si quererte no tuviera fundamento. Que se joda, si no se da cuenta que el único vinculo que puede existir entre él y yo es su flaqueza. Pero sobre todas las cosas que se joda por retorcido, por siempre tener un plan para querer jodernos, por tener un problema con la realidad si todavía no acepta lo mucho que te quiero, si espera que todo siempre vaya según lo previsto o sea perfecto. Que se joda por no entenderme o simplemente por no entendernos.



    LPF.01f85


    domingo, 10 de marzo de 2013

    Sólo para estar mejor.




    Borrador. Parte 5.

    Sólo para estar mejor desempolvó un alijo de secretos y momentos de cuando vivir era sencillo y no encontró nada que le hiciere sentir mejor en una forma tal que sintiese la necesidad revivir cada uno de esos instantes para volver a ser feliz, (si alguna vez lo había sido) o (por si alguna vez lo hubiere podido dejar de ser). No tenía a sus amigos de la infancia ni sus canicas y con los años había perdido la esperanza de convertirse en superhéroe o bombero. A duras penas podía recordar la mayoría de las cosas que le habían hecho reír hasta casi quedar sin aliento y es que puede que por mayoría no fuesen importantes o rosasen la estupidez. Así que de esta historia  arrancó todas las páginas que para vivir no necesita y los sufrimientos. Y prosigue entre sonrisas y lágrimas con sus andanzas, pendiente de vivir todo lo bueno que tomase lugar y  por qué no, lo malo también, con la conciencia de no haber sucumbido en todos sus intentos y sorprendido de como todo lo que por venir está, puede ser tan perfecto. Sin imaginar lo que pueda ser...

    Y sólo para estar mejor volvió sobre sus pasos y descubrió que cualquier persona, cualquier momento incluso cualquier cosa puede ser importante o especial, que todo es muy relativo y si no reserva el derecho a quien lo merezca, puede que llegue a perder la conciencia del significado de las cosas que verdaderamente importan y en algún punto sin saber cómo puede que todo lo que ame le llegue a dar igual o crea poderlo substituir por cualquier cosa. Y habrá de suceder si se lo permite, si es condescendiente con la tristeza o con la debilidad, si por estar mejor se esconde de los golpes que a la vida por darle le queden, porque la carcomida felicidad humana no requiera penas, tan sólo glorias.

    Y es que de la vida es mejor tomar los guiños que los desprecios y sin saber cómo y a pesar de todo le sigue amando y puede que sea porque siempre está soñando o porque nada es lo que parece y casi siempre es para bien. Y es que esto de amar se le fue de las manos y para llegar al final no va a correr, porque los que saben de la vida dicen que al final no hay nada, que la magia está en andar y no desesperar, por eso no pierde de vista un sólo paso ni sus pies. Por eso quiere amar, reír y llorar quiere todo lo que el dinero no puede comprar, quiere su felicidad y morir después. 


    Artista plástico: Picasso.
    Oleo sobre lienzo.
    Obra: Niño con paloma.

    sábado, 9 de febrero de 2013

    Donde todo empieza...

    Borrador. Parte 3.

    Y es que esta historia comienza donde parece terminar. En un lugar muy lejano y hace mucho tiempo ya. Y puede que lo que por contarles estoy aconteciera hace unos mil años o tan sólo tres y que alguna parte os suene. Sin embargo no pretendáis adivinar el final, porque no ha sido escrito y pendiente está, porque entre sus personajes figura uno que en apariencia no tiene nada de especial. 

    Un hombre del que se decía fue el más torpe del mundo sin hacer distinción entre su corazón y sus manos. Y no es que los lugareños de ese recóndito paraje destacaran por sus habilidades o tuvieren sobre sus espaldas muchos viajes ni la referencia de tantísimas personas como para poder aseverar semejante afirmación, lo que en consecuencia dejaba al descubierto que lo importante o la parte más bella de él como ser humano para  algunos de ellos no tenía nada que ver con su humanidad o con el amor. Refiriéndose cada uno a lo que alcanzaban sus ojos y no más allá. Resumiéndolo todo a una cuestión de gusto y consensos de opiniones sobre un juicio emitido, justo o no. Donde puede simplemente pesara más el temor de esa cicatriz en su cara que simulaba el recorrido de una lágrima terminando en algún punto entre la nariz y sus labios y de la que nunca nadie le escucho hablar. Teniendo yo mis dudas sobre si hubiere habido alguien dispuesto a escuchar lo que a veces balbuceaba con una voz tan tenue que parecía estar hablando con las estrellas o su propia alma

    Y es que cualquiera podía ser la razón para no prestarle atención, cualquiera, incluidos los muchos días sin afeitar o su ropa raída y casi mugrienta y dicho sea de paso nuestra hipocresía, por qué no o las faltas de ortografía con las que sobre un cartón se podía leer a duras penas un mensaje que el tiempo parecía haber borrado y rezaba "Todo lo que pretendo es un espacio entre el presente y lo eterno" Y es que a veces cualquier excusa es buena para no hacer nada. Y la mejor es el tiempo, para quien está libre del temor de que por Dios pueda ser castigado. Lo cierto es que no se quejaba, no se lamentaba, ni pedía dinero. Pero a pesar de eso mucha gente le esquivaba o se persignaba, como si pretendiere escapar de algo que sólo el estaba viviendo.


    La gente que juzga un pez por serle imposible trepar un árbol, suele morir ahogado. 

    Fotografía: Daniel Cheon

    jueves, 31 de enero de 2013

    Lo imposible.

    Borrador. Parte 2




    Debería ser imposible que después de tanto tiempo sin motivos aparentes o razones de peso, él pudiere continuar amándole. Debería ser imposible que en su oficio de enamorado no encontrara las palabras exactas que describieren toda la belleza con que la naturaleza o algún dios se hubieren dispuesto agraciarle.

    Debería ser imposible que después de tanto tiempo continuase amándole, por la forma en que con tantos guiños y manías algunas veces y digo, "sólo alguna veces" pareciere  no corresponderle, no tenerle ninguna fe u odiarle. Como si cada acto fuera una afrenta impronunciable, como si cualquier razón pudiera ser una excusa, como si cualquier cosa fuera más importante o todo lo vivido no fuere tan memorable y hubiera tomado lugar con la única intención de poder ser olvidado después...

    Debería ser imposible que continuase amándole cuando no es su belleza lo que más le atrae sino su sencillez. Cuando no es el tacto de su piel suave lo que recrean sus dedos sino los días y noches de una interminable ausencia que a veces no le hace bien. Debería ser imposible que todavía pudiere amarle, pero la gravedad y lo más terrible de las circunstancias no parecen ejercer suficiente fuerza sobre él. Debería ser imposible, porque todo lo que les une, parece separarles, porque cuando su silencio se desborda, ella aun parece estar bien y nada parece importarle. Debería ser imposible que amase tanto a la vida, pero no lo es. 




    LPF01f85

    martes, 1 de enero de 2013

    Prólogo.

    Borrador. Parte 1

    Es de sabiduría popular que cada hombre que pretenda una rosa con la misma intensidad ha de pretender sus espinas. Que el dolor siempre toma partido de las cosas más importantes de nuestras vidas y que en amar no rige sabiduría alguna ni proporciona felicidad infinita. Es de sabiduría popular que hay ciertos momentos que nunca se olvidan y lo mismo con algunas personas, sobre todo a esas que consideramos poco común y hermosas, en casi todas sus formas y manías. Sin embargo puede y sólo digo puede que tanta belleza sea relativa. Puede que sean los peores momentos los que  lleven escondido muy dentro los mejores días. Y que todo el mal que nos pretenda, sólo en nuestras mentes more como algo irracional y de voluntad propia, aunque muy pobre y vacía. 

    Por esta razón quisiera yo que comprendierais la naturaleza del ínclito personaje a quien a continuación les describo. Porque a veces parece que no fuera de este mundo, que se estuviere escondiendo de algún terrible final o que sus velas temieren al porvenir por culpa de las tempestades y el viento que de madrugada le asolan sin consuelo alguno. Sin embargo también quisiera que comprendierais que está muy después de todo eso, después incluso del fin del mundo y todos los tiempos. Y si osáis buscarlo es muy probable que lo podáis encontrar entre las nubes apuntalando el cielo, para que las estrellas  no caigan o para que no dejen de brillar nuestros deseos en el oscuro firmamento, para que en su mundo nada pierda sentido, para que todo el tiempo no sea perdido o puede que esté simplemente honrando a sus muertos. Y así podría seguir con miles de motivos y argumentos, inventándome pasiones para no sentir que cada día más que vivir va muriendo. A merced de un caprichoso tiempo que para el ha pasado tan deprisa, que no hubo de haber un dios entre tanto que le pudiere advertir o conceder el don de no errar o ser perfecto. En una forma tal que pudiere por todos los errores de su pasado ser absuelto.

    Quisiera yo que comprendierais que el personaje de la historia que por contarles estoy , no cojea de tolerancia o razonamiento y vive con el apetito de amar cual niño que no deja grano de azúcar sobre la mesa sin importar modales, sin esconder el placer de saborear ese dulce momento. Haciendo de su historia, que a través de mí, él mismo cuenta. Una lengua casi litúrgica en el que la moratoria para alcanzar la divinidad de su alma roza lo eterno. Sólo movido por su sed de amar, su fuerza, sus ansias. Movido por su voluntad eterna de no tergiversar un sólo recuerdo, una sola palabra, que pudiere tener como único fin o propósito olvidar...  u olvidarla... Quisiera yo ocioso lector que más que juzgar a este ínclito personaje y cada  una de sus acciones, comprendierais todas las razones y cada una de sus palabras, con sus faltas o no.




    Obra: Hombre escribiendo.
    Artista plástico: Pablo Picasso.

    sábado, 8 de diciembre de 2012

    Memorias y sueños.




    No podría contar todas mis memorias porque algunas son solo mías. Otras son tan fantásticas que más de uno terminaría por no creerse lo que por contarle, no tengo. Y es que algunas son tan sublimes y especiales que tengo que hablar de dos si quiero que la verdad prevalezca, si quiero respetar íntegramente la memoria de algunos de los mejores días, que de mi vida recuerdo. No puedo contar todas mis memorias, porque si tomará lugar semejante andanza, podrían ser días, meses incluso años los que tardase en hacerlo, y para muchos de vosotros eso sería demasiado tiempo. No podría, porque sería juzgado nuevamente por mis errores a pesar de haber pedido perdón a quienes se hubieren visto agraviados por ello.

    No puedo contarles todos mis sueños, porque algunos son solo míos, porque de seguro no les parecería suficiente como para ilusionaros o porque simplemente pueda que os parezca que nunca haya estado despierto. No podría hablarles de mis sueños, porque tendría que despertar en algún momento y no quiero. Porque tendría que hablar de ogros y mazmorras, de tierras baldías y lejanas, de princesas, de dioses de feliz tristeza, de mis demonios,  y de todo a lo que por amor me encomendé en algún momento. No podría contarles mis sueños, porque no os lo tomarías en serio, porque no entenderían cómo puedo necesitar tan poco para ser feliz al tiempo que me voy dejando la piel en el intento.

    No soy hombre de dioses ni holocaustos, no poseo dones divinos ni quiero. No tengo verdades absolutas y todos los caminos que he andado han estado cubierto de lodo, piedras y flores. Y puede que si me conoces llegues a quererme o puede que simplemente me odies. Puede que no siempre sea tan simpático si quieres que sea sincero. Puede que mi mayor bien para ti sea muy pequeño. Por eso a lo mejor nunca te cuente todas mis memorias ni te llegue a hablar de todos mis sueños. Y mientras la mayoría no entienda mis razones y me cuestione preguntándome ¿Por qué ?  Yo únicamente he de responder. ¿Y por qué no? Aceptando que cuestionen mis motivos y que puede que tengan razón con sus argumentos. Sin embargo no ha de importar, porque yo tendré algo más grande, mis memorias y mis sueños. 

    Artista: Pendiente de confirmar.

    sábado, 20 de octubre de 2012

    Lo real y lo maravilloso.


    En algún momento quiso la noche romper la barrera que dista lo real de lo maravilloso. Y para ello recurrió a la madrugada y el sueño que a su vez hubieron de remontarse a un período difuso entre su conciencia y la infancia. Difuso también por latitud y tiempo. Difuso porque él sabía de ella, pero ella sin embargo para ese tiempo no le conocía ni imaginaba lo que habría acontecer algunos años después tan pronto tuviere lugar el primer beso.
    Era una tarde cualquiera, aunque madrugada también producto del estado onírico de lo que estaba aconteciendo. El no estaba allí porque fuere a buscarla, como ella tampoco lo esperaba, en aquel momento. Únicamente protegidos por dos mujeres que en sus vidas eran máximas autoridades del amor y otros dones y que el azar quiso agraciar con el mismo nombre (Matilde). Hacía que sus historias se pudieran entrelazar aun más en un tiempo y latitud sólo producto de su imaginación y sueños y que a ninguno corresponde. Por eso marchaban juntos, entre una multitud que se manifestaba indignada y filas muy lentas de coches. La causa, alguna realidad de la que él por ser un mal menor en sus sueños, desconoce.
    En algún momento se detiene la marcha y el tiempo. Y cesan la agitación y el bullicio de la gente como el constante sonar del claxon de los coches. Entre la muchedumbre y el polvo aparece ella, con un vestido muy colorido y flamenco. Perfectamente peinada y con un maquillaje poco discreto que realzaba más que su belleza femenina (que no es poca) su infancia y la inocente intención de parecerse a su madre en cada gesto. Y después de verla, parece que todos los gitanos hubiesen nacido sin una pizca de arte como los andaluces de gracia muy pobres. Cuando deja al descubierto una sonrisa perfecta que alguien congeló en una fotografía que aún conservo.

    Y se acercó por la espalda y con su dedo índice inquirió dos veces sobre su hombro izquierdo. Ella se giró y sonreía tímidamente y sin articular palabra los ojos de él se fueron a buscar refugio al suelo. Y ahí estaban esos zapatos negros ortopédicos que tanto odiaba de pequeño. Y entre sus pies una mochila llena de libros cuyo acto era justificado por el rebuscar con sus manitas pequeñas algo en su bolsillo que no se atrevió a entregarle en aquel momento. Y entre tanto suceder a lo lejos parece venir de vuelta el ensordecedor ruido del claxon de los coches y con ello el movimiento de la muchedumbre que probablemente los distancie hasta su próximo sueño. Desesperado toma su mano, mira sus ojos y le dice con la actitud del niño que es producto del letargo en que lo ha sumergido su sueño, pero con la conciencia del hombre que ha decidido amarla incondicionalmente a pesar de las circunstancias y sin lamentos.
    No será hoy el día en que precisamente me enamore de ti, eso sucedió ya hace mucho tiempo. Y desde luego no será hoy el día en que dejaré de estarlo, te lo prometo. Sin embargo a pesar de que a cada instante habré de entregarte lo mejor de mí. Estoy seguro que en algún momento habré de equivocarme, porque no soy perfecto. Seré juzgado por quien no me conoce y probablemente me abandones sin que pueda hacer nada al respecto. A lo mejor una primavera te alcance para no recordarme, puede simplemente que dos días después no quieras hacerlo.
    Pero has de ser consciente que si aceptas un primer beso, que si juras quererme como lo harás en algún momento. Me cercioraré de con una rodilla en el suelo pedirte lo eterno. De regalarte una rosa sin más fecha que mi único deseo de hacerlo. Que te escribiré más de sesenta cartas y te invitaré al mismo café más de mil veces cuando todos los demás crean que no debería hacerlo. Que has de estar presente hasta el final de mis días en mi vida, porque no hay nada con lo que pueda comparar lo que por ti siento. Y estoy tan seguro de ello que jamás me sentí mejor, tan seguro que no lo detendría aunque estuviese en mis manos el poder hacerlo. Y aunque con el paso de los años tu conciencia borre de tu memoria este momento, me seguiré despertando cada día con la misma ilusión. Y en los días que vinieren...




    L.P.F.01F85
    Lara Pardo Fernández
    Obra: Materializando sueños.
    Artista plástica: Erica Hopper

    sábado, 13 de octubre de 2012

    Gentil alma.







    Sintiose dueño y señor de un sentimiento inalienable comparable solo con las mil buenas razones que daban fe de su buenaventura de amar. No había mayor tormento que el que hubiere de inventarse cada mañana. Nada que el placer de la rutina matutina diaria a la que se entregaba comenzando con sus manos juntas acaparando la mayor cantidad posible de agua para empapar su cara y despertar así la que podía ser la mejor jornada de su vida, no pudiese superar.

    Gentil alma a la que Dios parece no escuchar y que únicamente deja exhausta el temor de perder su virtud y honra por no ser merecedora de sus propios dones y anhelos. Por dar cobijo en sus pensamientos a quien loablemente dejose todos sus esfuerzos en borrar cualquier vestigio de lo vivido y sus sueños. Y aunque a veces la melancolía le ataque por la espalda y su memoria le traicione con algún recuerdo. Prefiere guardar silencio y no dejar espacio bajo este cielo, que deje al descubierto las intenciones de quien ha decidido amarla en silencio.


    Y entre todos los oficios deshacer lo que ya había vivido en algún momento, lo que en intención se erigió con unas proporciones tal que solo se podría acotar a los adjetivos hermoso e inmenso. Y entre todos los oficios… hubo de ser éste el único para el que no había sido hecho. Y quiso la noche que su pesar le hiciera despertar mirando las estrellas otra vez. A sabiendas que si el sol hubiere de permanecer escondido por más tiempo, su curva más hermosa sería el lugar perfecto. Y continuó, apabullado por la idea de que si ella gusta de no quererle, no dispuso el cielo una ocasión en que pudiere él no quererla o dejar de hacerlo. Y por el resto de sus días ha de vivir con este inalienable sentimiento, solo comparable con las mil buenas razones que dan fe de mi buenaventura de amarla y sus besos.
     
    L.P.F.01F85
    Obra: El Beso.
    Pintor: Gustav Klimt

    lunes, 25 de junio de 2012

    Todo lo que pretendía era un espacio...






    Cuando todo lo que amaba  pretendió no formar parte de su universo. Tuvo que inventarse otro Dios, tuvo de inventarse otro cielo, otra manera de tenerla cerca. Sólo para que el amor y el resto de los demonios que le atormentaban permaneciesen en silencio. Maneras a prueba de falacias y desprecios, maneras a prueba de todo para no convertirla en humo y tormentos. Maneras que le ayudasen a vivir o le rescatasen de los pozos del infierno en los que parecía haber caído sin remedio alguno desde el mismísimo cielo... 



    Y su única pretensión era un espacio entre el presente y lo eterno. Donde sobre las nubes blancas dibujando formas predominase el azul del cielo. Un sitio con una hierba muy verde sobre la que tumbarse para soñar despierto. Un día sin excusas ni reproches donde lo que el resto dijere u opinase no importara y dispuesto a sufrir y gozarlo todo...  a no dejar escapar un sólo día, un sólo momento y así poder vivir el resto de sus días sin sopesar consecuencias, sin arrepentimientos para que tomando lugar cualquier cosa que pudiere acontecer  ambos pudieren seguir teniendo el poder, el irrevocable derecho de continuar sintiéndose afortunados por haberse tenido el uno al otro como si no hubiere nada más importante, como si sus vidas hubieren quedado atrapadas en un sólo momento, en un único instante, en un beso, como si nada terminara, como si cada final fuere un nuevo comienzo... Y puede que no comprendáis la exuberancia del sentimiento que la pretende ni la debilidad que muestra el dolor cuando el amor aparece, pero créanme que para alguien enamorado esto es lo menos. Y puede que por eso mil días después todo lo que hace sigue teniendo que ver con ella... incluso esto.  Hubiere sido un motivo más que suficiente para inventarse otra manera de tenerla cerca, otro dios incluso otro cielo.


    Y a veces el tiempo pasado y la vida le instigan a seguir la primavera como si todo lo vivido fuese tan intrascendente como para no echarle de menos, como si pudiere partirse en dos y renunciar a la mejor parte de sí mismo a cada momento, como si no hubieren sido de verdad sus besos. Y cada vez que se queda a solas con sus lamentos con sorna toda la tristeza que siente le incita a que despliegue sus alas y emprenda vuelo, porque si es verdad que nada es para siempre, puede que esté perdiendo el tiempo. Pero no hay espíritu gregario en su corazón ni en sus lágrimas. No tiene donde volar, si con el no reciben cobijo sus memorias y anhelos. Esos que hacen fabulosas las tardes de invierno y lluvias, su manera de querer sin recompensas y todo a lo que a ella es propenso...