jueves, 6 de octubre de 2011

La otra orilla...




En la tierra donde nací la abundancia  no concierne a lo material. Hemos aprendido a sobrevivir con lo que tenemos, aunque ha veces la cosa no da para más. De donde vengo todo esta hecho de pedacitos los sueños, los coches, los electrodomésticos, y la ilusión. Vengo de una tierra donde la ideología y la política te parten en dos el corazón, donde la media familia continúa en la otra orilla esperando hace más de 50 años que al monarca le falle el corazón. Vengo de una tierra donde sabemos que la vida es una sola, por eso no esperamos la otra, para que todo vaya mejorVengo de una tierra donde el único valor constante que cotiza al alza está en tu interior, donde ha veces los sueños se ahogan intentando llegar a la otra orilla, persiguiendo una ilusión.


Vengo de una tierra donde abonaron mis pies con el son, crecí gritando abajo la gusanera (personas que emigraron a Estados Unidos, en busca de un futuro mejor) y fue allí donde aprendí, que ha veces con la boca cerradita se está mejor. Crecí entre niños, mujeres y hombres que para ayudarte nunca hicieron distinción, gente que comparte un plato de arroz, el agua con azúcar, y alguna que otra preocupación. Gente que te lleva en su bicicleta 15 o 20 km cuando no pasa la gua-gua, gente que para terminar un año, no necesitan 12 uvas para que el otro empiece mejor. 


Pude haber nacido en otra tierra, entre mucha abundancia y juguetes haciéndole cartas a los reyes magos, aunque ya de niños sabíamos que los renos no llegan sur, porque están demasiado cansados. Pude haber crecido sin haber hecho un trabajo voluntario, sin recolectar materia prima para reciclar algunos domingos, sin la escuela al campo. Pude haber crecido sin echar unas risas con Osvaldo y su coche fantástico, sin María Callí, María Despaine, Ofelia la mamá de Ricardito, Zoraida, Mari la mamá de Carlitos, Milagro, la madre de Braulio, Victoria y Erasmo, Lazaro (el Maja), Oneida la mamá de Leonardito, Enrrique Soza (el ñisi), Nadesna, Lili, Fernando (el más serio del barrio), y los cutiños, El guayabo, Fermin, Catalina y los Cubas, los chirinos, Nivaldo, y Radame, Ernesto, Eduardo y su polaquito, Dania y el loco de Juaquinito, Bebita la mamá de Juan Carlos, Alexei el del cuatro o Abelito el nieto de Emiliano, al que yo le robaba los pepinillos jaja, Alexi el buzo, el tingui, Los Campos, Ernesto Día, Panchito. Pude haber crecido sin las canciones de Silvio Rodriguez, Pablo Milanes, Carlos Varela, Los Van Van o Frank Delgado. Pude haber nacido y crecido sin todo eso y sin todos ellos, pero no hubiese sido mejor, me seguiría faltando algo, porque las cosas que más atesoro no las guardo en un cofre, las llevo en el corazón.


Dedicado a la gente del barrio y en especial a Juan Carlos Rosillos, no te esperamos, estamos contigo.