miércoles, 13 de noviembre de 2013

Él.

 Borrador. Parte-

Él, que poco o casi nada tenía. Mucho temía perder sus posesiones... y siendo aún más rico que pobre... vive lamentándose en un tedio amargo y culpando a otros de su desdicha... 

Nada de lo que hace, parece por ley natural ser más poderoso que el castigo que se autoinflinge tras un fracaso y lo que por algún pacto natural o divino dicto dios que fuera. Él, que tan sumisamente vivía ni lo reflejaba ni lo atraía en ninguna de sus formas o maneras.

Aprendió con resignación a callar y a esperar que nada sucediera... con siete años de la habana encerrados en una botella, todas sus lágrimas son tristes. Hasta que la primera luz de la mañana exorcice, los demonios que a su alma trémula y sola atormentan y sofocan... Y en su agonía de amar todas las cosas que mueren, no encuentra felicidad ni descanso, no vive. Esperando eso, de lo que los hombres llaman justicia y que a nada se debe. Al menos no como a la fatiga el sudor, no como la lluvia a las flores. 


Él, que poco o casi nada tenía, sabe que si tiene que morir, no será hoy el día, no tiene una sola razón que le valga... condenado está desde entonces a ser feliz aunque sólo algunos domingos quiera. Sin saber que todo lo que haga hasta el último de sus días, será para proteger a lo único con lo que sin vivir no podría o más bien todo lo que ama aunque a veces le duela.