miércoles, 6 de diciembre de 2017

Una vida.



Si mil lágrimas 
valieran por un alma,
de entre todas y tantas, 
y sólo por las de mi negra hermana
hubiese vuelto a la vida
cual si la muerte le excusara.
Si el dolor su ausencia aliviara
o lo repentino de su partida 
gran consuelo mi madre encontraría, 
en esta larga y triste jornada.
Hoy no cunde la tristeza
ni de diciembre la alegría, 
me faltaron años, dineros y abrazarle.
Nos faltaron días...

 Por eso embiste la muerte con fuerza,
y arremete contra el alma mía. 
 no  amansa mi pesambre la aurora,
ni el gesto de quien por compasión
 para bien a estar bien me implora 
o a olvidar me convida.
Como si a volver no fueras,
ahora que sangre eres de mi sangre
y cicatriz de mis heridas.
Como si a volver no fueras, una y otra vez,
pero no entre lágrimas
o al menos no entre las mías.
Como si no supieran que tu muerte y mi dolor
son misma parte de una vida.



Para: Arquímedes Cobas (Papá)