Dicen que para poder amar a los demás, una persona debe amarse
a sí mismo. Pero como casi todas las cosas tiene un doble razonamiento en esta
vida, en ambos casos es difícil encontrar el termino medio. Es difícil encontrarlo,
porque algunos están dispuestos a morir por lo que aman y otros se aman tanto a
sí mismos, que terminan muriendo solos. Es toda una ecuación perfectamente balanceada,
en el que ambos puntos son necesarios, donde nada está mal, ni bien.
El egoísmo racional (amarse uno mismo) Va creando puntos de
inflexión en el presente, para construir el futuro, sobre la base lógica de haber
aprendido de los errores del pasado. Pocas personas escarmientan por cabeza
ajena. Así que tus errores son tu mejor escuela y en muchos casos ese punto de
inflexión necesario, que te permite realizar un viaje introspectivo dentro de ti
mismo, únicamente para aportar luz a la oscuridad, para auto perdonarte y adquirir
y desarrollar tus propios estados mentales. Que con el tiempo liberarán a tu mente
de la divagación sobre el ensoñamiento de lo que pudo ser.
El egoísmo irracional (Amar a muchos) es bastante más fácil. Y a pesar de que hay una consigna de valores y méritos, para que semejante obra dé lugar. En muchas ocasiones una persona no tiene que hacer nada para que una segunda persona le ame. El amar a los demás sin tener en cuenta estas consignas de valores y méritos convierte al amor en algo irracional y lo degrada a un mero componente fisiológico que termina creando dependencia sobre la otra persona. Amar por Amar es como Vivir por Vivir. No se puede amar indiscriminadamente, porque estaríamos convirtiendo al amor en algo banal...