Me desplazo.
Parsimonioso y sosegado,
bienaventurado y juicioso,
azotado por la codicia,
más no libre de pecado.
Me desplazo.
Como si adonde fuere
ya hubiere llegado,
como gota de rocío en el barro.
como cualquier día de febrero.
que antes de comenzar, termina
apasionadamente en cualquier pico esquina,
o bajo la minifalda más rozada de mi barrio.
Más, continúo sin prisa.
mientras para dormir ovejas voy contando
pues si lo importante es el camino,
tener en cuenta, que aunque tarde, voy llegando.
Y sea por bienaventuranza o dicha,
me esperará, solo lo que el corazón me agita,
tal cual si yo le hubiera esperado.
Y me recibe con una sonrisa
y con la gracia y sabiduría
de quien por esperar, no ha desesperado.
Y es que no son tan largos los días
como lo fueron algunos comentarios.
Ni es tan grande la espera
de quien hubo de esperar sentado.
Saben los ancianos
que perro viejo late echado.
Que más vale tarde que nunca.
Sin embargo, quien de la paciencia abusa,
corre el riesgo de morir con la duda
o perder la vida esperando.
Artista plástico: Goya.
Obra: Perros de traílla.
Museo del Prado.