domingo, 22 de abril de 2012

Nada debería volver a ser lo mismo...


La perspectiva con que miramos la vida nos puede mostrar otro punto de vista de la realidad en que vivimos después de afrontar una situación extrema. Debatirte entre la vida y la muerte o simplemente algo que te afecte psicológicamente durante un tiempo indeterminado haciéndote pensar que jamás volverás a disfrutar de la vida tal y como la conocías, tiene que ver con ello. Situaciones que te empujarán a encrucijadas en las que tus decisiones te llevarán a mejorar como persona si esa es la intención que prevalece sobre el dolor, afianzarán ese cambio. Y solo entonces lo sucedido dejará de ser una pena tan amarga  y su cualidad de eterno suplicio rebajará la pena máxima a tu conciencia y dolor.

Y es que todos los seres humanos tenemos alguna queja, algo que nos apena o simplemente que nos gustaría hacer mejor. Y no deberías hurgar en tu conciencia si no estás dispuesto a resolverlo, si el castigo que te impongas va a ser más severo y constante que la intención de darle solución o resolverlo. No deberías hurgar si el propósito que te arrastra a ello no es el altruismo de reconocerlo y enmendarlo por un bien superior que tenga implícito los sentimientos de otros y no solo tu propia satisfacción. Porque en el fondo no creo que todo lo que hagamos tenga como primera intención el beneficio sobre nosotros mismos, creo que la satisfacción personal es tan solo un eslabón, porque el éxito no es tan grande si no puede ser compartido. No imagino a Graham Bell inventando el teléfono para hablar consigo mismo...

Después de trances tan fuertes "Nada debería volver a ser lo mismo" es lo que reza todo el mundo y estoy en ello de acuerdo. Sin embargo esta afirmación para mí no adquiere la misma connotación negativa que tiene para muchos. Creo que nada falla tanto como el éxito en el primer intento, porque generalmente no se aprende nada de ello. Por eso estoy aquí consciente de mis errores plantándole  una sonrisa al sol después de muchas madrugadas en las que vencí al sueño. Conforme y alegre con estas verdades, porque la belleza de la vida para mí está en el acto de superarnos, en que sobre todas las cosas prevalezca el amor en todo lo que hagamos. En apreciar la vida en cada sorbo de aire, en cada lágrima, en cada beso...