El secreto de la religión durante mucho tiempo ha sido inculcar el miedo a Dios. Y mientras más miedo le tienes, más fanático de la religión te vuelves. Y digo fanático de la religión y no de Dios, porque si realmente como religioso amases a Dios, no deberías sentir ningún miedo. El amor y el miedo no son compatibles en una misma ecuación. No puedes amar lo que temes y por esa misma regla, tampoco le puedes temer a algo que ames. De hecho, es casi todo lo contrario. Y así lo demuestran las grandes epopeyas que del amor han nacido y por amor se han escrito.
Así que Dios existe, pero no de la manera en que lo imaginamos. Existe en alguna forma en la que no puede ser definido, por más que nos empeñemos. Dios no está esperando que metamos la pata para castigarnos. Para eso no hace falta un Dios, ya nosotros mismos nos sobramos. Nos auto flagelamos, haciendo lo mismo una y otra vez, esperando diferente resultado. Lo hacemos nosotros solitos, mientras no cuidamos nuestros hábitos. Dios no está en este mundo para cambiar las cosas, sino el hecho de nuestra mera existencia no tendría sentido y más bien sí que tendría el mismo final o resultado. Dios no está esperando sentado a que puedas redimirte de tus propios pecados, sino para que dejarte cometerlos, se ahorraría el trámite de que pudieras avergonzarlo.
Es qué te crees que Dios te eligió a ti entre no sé cuantos millones de espermatozoides? Qué sugieres, qué está en cada coito? Qué Dios es el que rompe los condones? o qué fue él quien decidió que tus padres fueran hermanos?
Nada es lo parece. No eres tan feo como crees, no eres tan poco inteligente como crees, no tienes tanta mala suerte como crees. No si decides cambiarlo, no si decides parecértele. Y si pensabas que hoy no era tu día, piensa que nadie lo ha visto. Así que bien podría ser, blanco negro, amarillo o verde. Haz lo correcto y sé consecuente, porque Dios existe, pero no de una manera tan conveniente en la que solo vele por tus intereses. Si no lo has visto, puede simplemente que sea él quien no quiera verte. Quédate con una cosa, jamás caminaras sobre el agua, pero siempre podrás llegar a la otra orilla nadando o usando un bote. Dios existe, pero no de la manera en la que una mayoría lo pretende...