domingo, 12 de diciembre de 2010

Ser cubano.

Ser cubano implica inmediatamente un conflicto que te obliga a definirte en cuestiones políticas al momento de responder tu lugar de procedencia o nacionalidad. Y digo un conflicto porque nada de lo que respondas complace al oyente que ávido espera una respuesta.

El día 30 de noviembre de 2010 estaba citado en extranjería porque tenía que renovar mi documentación de identidad que había expirado el 21 de junio del 2010. La primera y segunda renovación son por un año y la tercera por dos años, estas renovaciones tienen la característica de concederte un permiso de residencia y trabajo temporal dentro de España. Esta es mi cuarta renovación y me han dado un permiso permanente de 5 años el cual incluye las mismas condiciones de la anterior y extiende el permiso de trabajo. La explicación anterior era necesaria porque fue el lugar donde aconteció la anécdota.

Una vez en extranjería me corresponde esperar mi turno en una sala con personas de todas las nacionalidades. Los funcionarios con un acto reflejo casi mecánico y una velocidad de vértigo van tecleando y recogiendo documentos a cada una de los cientos de personas que esperamos ansiosos que llegue nuestro turno.

Llega mi turno y la funcionaria encargada de recogerme la documentación después de haber casi terminado el mecánico tramite burocrático, le surge la primera duda por un dato que aparece en el ordenador.  BÚSQUEDA Y DOMICILIACIÓN.

A pesar de que mi llegada a España ocurrió de forma regular a través de un convenio entre las autoridades cubanas y españolas, en poco tiempo ese acto regular dio un giro inesperado y totalmente desconocido para mí, el cual definía mi situación social como un inmigrante con situación irregular o indocumentado. Esta situación comenzó el día que decidí abandonar mi puesto de trabajo  por voluntad propia y no dejar constancia de ello y simplemente desaparecer. La compañía  para la que hasta ese momento había estado trabajando tenían la obligación de reportar mi desaparición a las autoridades pertinentes, que automáticamente generaron la orden de búsqueda y domiciliación. 
Un par de años después intentando solucionar esta situación me explicaron las propias autoridades que mi caso no era el primero, que esto era una mera formalidad ya que la posibilidad de que mi desaparición hubiese ocurrido de forma involuntaria por parte de mi persona también existía y las causas podían ser diversas accidentes, no estar a tiempo en la terminal o cualquier otro motivo. Y a pesar de que en reiteradas ocasiones he intentado solucionar esta situación, al parecer no lo he conseguido de una manera satisfactoria porque siempre llegados a este punto sucede lo mismo.

Una vez explicado el motivo del porque de la orden de "Búsqueda y domiciliación" viene la segunda pregunta obligada de cualquier persona que tiene un mínimo de conocimiento sobre política internacional y que empieza siempre de dos maneras, depende del grado de tolerancia o nivel cultural de cada persona.

1- ¿Y Fidel cuándo se va a morir?
2- ¿Tú estas de acuerdo con Fidel?
Luego la pregunta estrella, no es troncal pero suma créditos  ¿Cuándo se muera Fidel, que va a pasar?
Evidentemente una chica de unos 28 años aproximadamente que ha estado estudiando bastante tiempo para opositar por un puesto de funcionaria pública, y en el que seguramente se haya tenido que presentar a concurso teniendo que competir con personas de su mismo nivel y con una preparación muy buena. Se decantará por la opción número dos.

Opción a su vez de difícil respuesta, porque si digo estar de acuerdo con Fidel he de asumir el riesgo de que me pregunten ¿y por qué te fuiste? Y si digo que no estoy de acuerdo, estaría negando todas las cosas buenas que ha hecho por los cubanos y por el mundo entero. Atenta deja de escribir al igual que su compañera, me miran y comienzan a esperar una respuesta a una pregunta que ya he respondido cientos de veces y que con el tiempo ha comenzado a evolucionar con el único fin de no entablar discusiones políticas sin final en las que estoy seguro voy a ganar. (mucha modestia) Y mi respuesta comenzó así:

No se trata de estar de acuerdo con Fidel o no. Se trata de hacer balance sobre la situación del resto de latinoamérica y Cuba. Fidel lucha por la niñez, por el derecho a la educación, por una sanidad publica decente, lucha contra la pobreza, por los países desfavorecidos, contra la carrera armamentista nuclear. No estar de acuerdo con las teorías básicas que defiende Fidel, sería no estar de acuerdo con los derechos cívico del hombre común. Es una situación de contradicción para muchos, pero no para mí. A la que yo le puedo decir que no me fui de Cuba por problemas políticos, simplemente me fui por problemas económicos y ambiciones personales, como tampoco asumo que me haya ido del todo. Aunque allí de momento a lo mejor si tengan más que asumido que no regresaré....