sábado, 16 de abril de 2011

AL NORTE DEL SUR.

Hay sitios que parecen abandonados de la mano de dios. Lugares inhóspitos donde la supervivencia se disputa entre la higiene, el hambre y los excrementos. Lugares donde los desechos de la basura son el único sustento de muchas familias. Lugares que no deberían existir, donde la gente no debería vivir, lugares que mucha gente debería saber que existen para que gane conciencia de que con menos también se puede ser feliz. 

Si no vives en estos lugares y crees que tu vida es una mierda y toca fondo por una letra atrasada o unas vacaciones austeras. Acércate a las churecas dominicanas (Barrio marginal) o habla con los niños que inhalan pegamentos, para engañar el hambre y conciliar el sueño. Acércate a las favelas de Brasil, o a la Capital de México donde trafican con armas, drogas, órganos y niños por sexo. Cuando pienso que mi mundo es cruel, me viene a la mente todo esto y pienso, que toda esa gente tiene el mismo derecho que yo a ser feliz. Mientras se muere de hambre y enfermedades curables dejando en herencia a sus hijos futuro sin porvenir.

Gente común que encuentra espacio para el amor en lugares donde no se compra una flor porque el dinero no alcanza para eso. Gente común que también sueña, que se quieren y se cuidan entre ellos. Y puede que no tengan modales porque su educación haya tenido lugar en paupérrimas condiciones sin escuelas oficiales ni maestros. En sitios donde las lágrimas son un mecanismo de supervivencia y no se van derramando sin ningún pretexto. Gentes que les sobra valor y fuerza, pero que la suerte sigue sin responderles, al igual que sus gobiernos. En sitios que parecen abandonado de la mano de dios, y que muchos considerarían un infierno, sitios donde la muerte parece única solución o consuelo. 

Admirable escala de valores de esta gente que a pesar de no tener nada tienen una fe inquebrantable y pocos miedos. Gentes del vertedero que por unos centavos se despiertan antes que el sol, para reciclar todo lo reciclable y su alma, para vender por unos centavos, lo que otros a veces simplemente tiramos por capricho. Gente aparentemente abandonada a la mano de dios, gente que no tiene donde caerse muerto, que sabe que su protección no es la seguridad social, la policía, ni el ejercito. Gente que solo se siente protegida por dios y que cuando estamos en esos lugares nosotros no lo vemos. Y a veces me pregunto si tenemos el mismo dios o si nosotros realmente lo conocemos.