lunes, 16 de enero de 2012

Hermosilla mía.


Tan hermosa como casi todos mis días, tan brillante y necesaria como cada rayo de sol. Su ausencia es el punto sin retorno de alguna lágrima, que en silencio ha decidido abandonar el corazón. Se me hace tan larga la vida y se me hizo tan corto su amor... (Suspiro) Tan intenso y a la vez tan sencillo que nada parecía tener sentido, mil formas de entregar el corazón y las rosas solo valen si la venden los chinos y el amor cuando no lo profeso yo. Y se me hace tan larga la vida y se me hizo tan corto tu amor. Que a veces soy yo quien le pide a dios que no pierda la calma, mientras yo intento no perder el alma por la insensatez de mi corazón...


Y estos pensamientos que llegan como la impoluta espuma blanca a la orilla de la playa en época estival. Agolpan al silencio y la intención de una palabra escrita mil veces para que tus ojos lean en voz alta, lo que yo a tu corazón no le puedo hablar. Esos ojos castaños que poblaron mis pensamientos, minaron mis recuerdos y se hicieron con todos mis sentimientos y el amor. Tus dos ojos castaños, y algún beso de antaño que se arremolinan en mi pecho y  dejan mi carne trémula con tan solo saberte cerca. Mientras, la vida pasa y pasan mis días pasan en tu ausencia… (Suspiro)  Tan hermosa como casi todos mis días, tan brillante y necesaria como cada rayo de sol que golpea mi cara sin piedad, sin traer de vuelta al amor.
LPF01F85

Imagen.
Naturaleza muerta: jarra azul y rosas sobre mármol blanco, 1889.  
Óleo sobre lienzo, 44 x 56 m
Musée des Beaux-arts de Lyon