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martes, 25 de febrero de 2014

El lado bueno de las cosas.










El ser humano está hecho de células cancerígenas así que por mayoría no mejoramos físicamente con los años sino que vamos muriendo. Esto suena terriblemente catastrofista, pero es una verdad ineludible y que con los años aprendemos. De pequeño era tan feliz, como inconsciente de esto. Nunca había pensado en la muerte y todavía hoy recuerdo el único día que pensé en ello. Era un día cualquiera y poco tiempo después de despertarme me sobrecogió la idea de morir y comencé a llorar. Le dije a mi padre que no me quería morir nunca y mi padre me respondió “Si no te quieres morir, pues no lo hagas” y sonrío mientras se levantaba de mi lado, quitándole hierro al asunto. Al tiempo que le hacía algún comentario a mi madre sobre su trabajo.

Es curioso porque hasta ese momento había tenido muchos ingresos en hospitales a raíz de mi Asma. Había estado en cuidados intensivos en varias ocasiones en las que mi vida puede que pendiere de un hilo, sin embargo yo no tenía contemplado el morirme en ninguno de esos momentos. De hecho sólo estaba planificando todo lo que haría cuando saliese del hospital y estuviera de vuelta con mis amigos. Puede que fuera el anticiparme a todo lo que quería hacer lo que me salvase la vida, bueno y los médicos.

Las personas en general nos mostramos optimistas por mayoría sobre nuestro futuro o sobre el futuro de la gente que queremos o con la que tenemos alguna relación ya sea de amistad o más personal. Es esa predisposición al optimismo la que rompe con todas las leyes de la gravedad, con las estadísticas, las profecías o la inercia de las cosas cuando parecen ir mal. Es esa predisposición al optimismo la que nos hace anticiparnos a imaginar como concebir de la mejor manera todos los momentos, incluso los peores.  Es esa predisposición al optimismo y el anticiparnos la que nos salva, nos cura, la que nos hace realmente felices y nos predispone a trabajar y a los sacrificios, a esforzarnos por alcanzar nuestros sueños sabiendo que el que algo quiere, algo le cuesta. Sabiendo que hay sitios donde la razón no llega, pero sí el corazón. Por eso, anticiparse, ver el lado bueno de las cosas, ser optimistas y sonreírle a la vida porque mañana puede ser un gran día, porque es algo contagioso. Tanto que puede que el universo entero conspire para que puedas realizar tus sueños. 



Quando você quer alguna coisa, todo o universo conspira para que você realize   o seus sonhos. 
Paulo Coelho.


Obra: El flautista joven. 
Artista Plástico: Judith Leyster (1609-1660)

miércoles, 19 de febrero de 2014

Propina o Limosna.









No deberían haber más razones por las que dejar propina que no fuere la de agasajar o recompensar en cierta manera las atenciones y el nivel de profesionalidad con el que nos han prestado algún servicio. A los que no me entendáis, yo no dejo propinas para ayudar a la persona que me presta un servicio, puesto que ya está cobrando un sueldo por ello. El que pueda dejar propina o no únicamente refleja mi nivel de satisfacción con el servicio recibido o la intención que se tuvo al brindarlo y por ende no lo considero algo de carácter obligatorio. 

Si tuviera que caer en la cuenta de las condiciones laborales o personales de la persona que me ha de brindar cualquiera que fuere el servicio, más que en el servicio que me está brindando en sí mismo. Es de mi parecer que más que una propina o ayudarle le estaría dando una limosna y yo soy altamente reacio a dar limosnas, tanto como a recibirlas. 

El que yo pueda dejar propina o no o el que yo pueda donar una (x) cantidad de dinero o no fuere cual fuera el beneficiario. No puede devenir en mí como un compromiso u obligación moral alguna que tenga de trasfondo el sentir en alguno de esos gestos un sentimiento altruista o de satisfacción personal como tampoco pena hacia el individuo al que se la entrego. Porque se perdería la verdadera intención en el gesto y su esencia con la plena certeza de no estarle ayudando al menos no como debiera. Concluyendo que todo lo que te den en esta vida haz de merecerlo, hasta el último centavo.


Foto: Reciclaje y Manualidades.

sábado, 15 de febrero de 2014

Advierto.



No os confundáis, mis publicaciones van cargadas de sentimientos y ocurrencias, sin embargo mi blog no es un cuaderno de confesiones. No creáis conocerme por lo que escribo. 


Pavel Arquímedes.

domingo, 5 de enero de 2014

2014.










No soy optimista por lo que me pueda deparar el futuro, porque de cierta manera yo escojo como sentirme a cada momento. Y aunque las circunstancias inevitablemente me acarreen momentos difíciles, voy sin tiempo de arrepentirme haciendo de este angosto sendero un camino en el que ya estoy demasiado lejos como para volver a un pasado al que le soy indiferente. No soy optimista porque persiga una utopía, soy optimista porque algunos de vosotros váis dejando un rastro de sangre, sudor y lágrimas, como hacen los que cambian la historia y a pesar de todo no os rendís, no abandonáis vuestros sueños, teniendo únicamente como máxima para vivir, que nada es imposible. Algo por lo que os estoy inmensamente agradecido. Gracias 2013 por toda esta gente y mis mejores deseos para el resto. Feliz año nuevo.


LPF.01f85

miércoles, 1 de enero de 2014

Lo que nos queda por ganar.


La crisis continuará, mientras la gente siga pensando en lo que perdió y no en todo lo que tiene por ganar.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Publicidad Subliminal.


"Todo lo que se percibe conscientemente puede evaluarse, criticarse, discutirse, rebatirse y quizás rechazarse. Mientras que la información que se percibe de modo inconsciente no encuentra ninguna resistencia, ni valoración intelectual"

Wilson Bryan Key.


domingo, 10 de noviembre de 2013

De la vida.


No siempre es de ligeros el correr ni de forzados la pelea. Pues a todos llega algún mal momento.

anónimo.


domingo, 3 de noviembre de 2013

Gente común.



La mayoría de la gente que conozco tiene una  buena razón para abandonar sus sueños y paradójicamente son las mismas razones con las que pretenden alcanzar su felicidad.

lunes, 14 de octubre de 2013

Gente que me gusta.


Me gusta la gente que presume de no haberse equivocado... Por ejemplo esos que se vanaglorian de no tener hipotecas, pero que al mismo tiempo dicen en voz baja que viven en casa de sus padres o de alquiler. Los mismos que con treinta y tantos años y sin estudiar ni trabajar su madre todavía les hace la comida, les lava la ropa y de vez en cuando les deja algo de dinero para sus caprichos. Me gustan, porque cuando hablan parece que por el simple echo de no estar pagando una hipoteca, tienen la vida resuelta, la receta de la felicidad o el secreto para vivir los mejores momentos de la vida sin perderse nada. Me gusta esta gente que critica a los hipotecados, porque ellos creen que no les afecta la subida de la luz ni del IVA, como creen que tampoco les afecta el paro y los recortes. Me gusta incluso la manera en que se creen libres, mientras se abstienen de defender alguno de los derechos que constitucionalmente les pertenecen.

Sin embargo me gusta más la gente que madruga para irse a trabajar o buscar un empleo, esos que ilusionados se despiertan con un plan en la cabeza cada mañana y no cejan en su empeño. Me gusta esta gente porque no se rinde por malos que vengan los tiempos y por mayoría no se castigan pensando que están haciendo ricos a los del banco, sino que intentan medrar para aliviar el futuro de sus hijos y familia. Me gusta esta gente porque tienen ilusiones, porque le pueden cambiar el color a las paredes de su casa sin pedir permiso a nadie, porque tienen sueños que probablemente conviertan en propósitos sin detenerse hasta alcanzarlos, hasta llegar a ellos.

Me gusta esta gente, porque son el resultado del esfuerzo y la constancia de una generación a la que nada le detiene ni le impide soñar, porque no son impresionables, porque son imprescindibles, porque son un ejemplo y porque a pesar de la que está cayendo, todavía no renuncian a los más elementales de sus derechos, tener una vivienda digna y un trabajo decente. Me gusta esta gente, porque mira al futuro y no teme al porvenir y puestos a elegir, siempre he de preferir ser uno de ellos, aunque termine en alguna plataforma de afectados. 



jueves, 19 de septiembre de 2013

Es de mí parecer.


... que cuando alguien hace una crítica vertiendo un criterio u opinión sobre alguna persona, no lo hace con la intención de herir sus sentimientos. Normalmente la crítica siempre la origina algún suceso o la percepción que tengamos sobre lo acontecido y como la costumbre es defenderse, atacamos antes a las personas que a los problemas, sin discernir entre una cosa u otra.  Y es que una crítica te puede amargar el día y “un mal día” te puede durar toda la vida. 

No obstante sigue siendo de mi parecer que nadie nace con la peor de las intenciones, sólo que algunos tenemos menos tacto y otros simplemente somos menos receptivos, sigo creyendo que en nuestros peores momentos somos víctimas de las circunstancias y por ende, no suelo verter criterio sobre las personas sino sobre las situaciones subjetivas u objetivas. Y es que la crítica en su vertiente más positiva te permite valorar y mejorar lo que con la mejor de tus intenciones y voluntad fuiste capaz de comenzar en algún momento y a pesar de que nadie debería esperar que fuera perfecto, tú sí deberías creer poder conseguir esa perfección en algún momento y las criticas valen para eso. Y aunque a veces la verdad duela no olvides que en ocasiones quien te critica sólo te está dando una segunda oportunidad para hacer lo correcto.

(No soy tan egocéntrico como para pensar que todo el que me crítica me tiene envidia.)
Casi siempre quien te critica suele conocerte y confía en que puedas mejorar lo que estás haciendo, quien te critica, algo ha pensado en ti y aunque no siempre sea acertado su criterio, normalmente lleva implícita las mejores de sus intenciones y es justo con eso con lo que deberías quedarte en todo momento. Por el que te critique a tus espaldas y con lascivos reproches no deberías preocuparte, porque como el resto de las cosas en la vida, terminará por caer el solo y por su propio peso.


martes, 10 de septiembre de 2013

IMPUNIDAD.











No me queda claro cómo funcionan las normativas de legalidad en España. Ni que recurso ampara a un trabajador autónomo para protegerse de los impagos. Lo que sí me queda claro es que la justicia en este asunto muy equitativa no está siendo. Siempre se usa la palabra democracia e igualdad, pero es fácil darse cuenta que no todos somos iguales ni tenemos los mismos derechos.

  • Es indignante que la respuesta del gerente de una empresa a un trabajador tras el reclamo del trabajador por estar varios meses sin cobrar su sueldo, sea una burlesca incitación por parte del empresario a que le denuncie.
  • Es indignante que este mismo personaje con deudas acumuladas a sus trabajadores y proveedores le sea posible seguir operando con su empresa sin mayores consecuencias que un juicio a muy largo plazo, mientras sigue acumulando impagos.
  • Es indignante que se le permita el traspaso de sus bienes en un claro intento por evadir sus impuestos, cuando en muchos casos es fácilmente demostrable el origen de esa riqueza mal habida, cuando el vínculo del futuro beneficiario con la empresa es claramente una pasantía para evadir la obligación de la misma con sus trabajadores. No entiendo porque este tipo de fraudes no se paga con muchos años de cárcel.

La recuperación económica y la justicia tienen cosas en común, ambas se resisten a llegar al final de sus procesos. Y es que el remedio a tanta avaricia y descaro sería tan sencillo como expropiar los bienes mal habidos y condenar a merecidos varios años de cárcel a los que impunemente roban y sabotean la economía del país, a los que pisotean los derechos de los trabajadores y embargan el futuro y los sueños de todos sus ciudadanos. En muchos lugares del mundo el cargo público que roba es acusado de alta traición a su patria y su meritorio castigo suele ser ejemplar.

Artista: Leonid Afremov.

domingo, 7 de julio de 2013

Mala memoria.


En algún momento por esto de ir de revés en revés mientras voy aprendiendo a vivir, comprendí que sin importar cuales fueran los momentos no debía abusar de mi buena memoria. Y puede que sólo por esta razón no guarde en exceso ni por más tiempo del que deba ocupando lugares en mi alma donde posiblemente tengan sus orígenes mis sueños o lugares en mi mente donde únicamente deberían habitar las mejores de mis intenciones, voluntades y nada de excesos. Ninguna de las blasfemias ni los denuestos con los que a diario me encuentro. Porque cada uno  esos momentos termina pesando sobre mi espalda, porque hasta hoy no he conseguido embotellar ninguno de esos momentos ni los malos para redimirlos antes que tomara lugar el suceso  ni los que más anhelo para hacer de ellos un recorrido perfecto. No los guardo porque todo lo que encierras termina por salir en algún momento por escapar a tu control. Por eso no creo que se trate de lo que hemos hecho ni de lo que haremos, sino de lo que estamos haciendo.


domingo, 30 de junio de 2013

...y me maravilla.









No sería esta historia bien contada ni del todo cierta o real si os pudiera decir como acaba. Y digo esto con la seguridad de tener todas mis penas y glorias saldadas, todas mis penas y la gloria de amar. Y es que de todo lo vivido pesa más la vergüenza que el castigo, pesa tanto que en ocasiones he sentido que no he podido tirar ni siquiera de mi propia sombra para volver a la realidad. Pero como la vida de los hombres desde hace miles de años es lo mismo, como cada solución que antes planteó un problema y con menor o mayor ingenio fue resuelto sin caer en el olvido. Aquí sigo yo, enmendando mi pasado a pedazos, entre sorpresas, sonrisas, lágrimas y suspiros.

Y me maravilla saber que nadie podrá despojarme jamás de toda la fortuna que para mi representa el haber vivido cada día, desde el primero hasta el último, con sus peores momentos incluidos. Me maravilla, porque nadie podrá despojarme de mis anhelos, de mis sueños ni de mis recuerdos ni siquiera después de que mi exánime cuerpo se haya rendido. Me maravilla porque siempre tengo la sensación de que para alcanzar el 100% de todo lo que podría llegar a ser todavía no rozo un ¼º de todo lo que pueda hacer siempre para bien ni de todo lo que por dar tengo. Me maravilla tanto como las biografías e historias de personas que sin importar lo que padecieran vivieron sus vidas de una manera altruista, fiel a sus sentimientos y sin abandonar sus sueños. 


Y es que visto a tantas personas afirmar convencidas el haberlo entregado todo en algún momento. Todo o un tanto que según su propio criterio equivaldría de si mismos a un 200% o  a mucho más de lo que simplemente podían dar. Que no ha sido sino hasta hace muy poco tiempo que me he dado cuenta de todo lo que soy y de lo mucho que tengo. Y me maravillo por todo el bien que se puede hacer con un simple gesto.


Foto: Torre Eiffel. Francia.
Siete maravillas del mundo antiguo.


martes, 11 de junio de 2013

La justa medida del amor.


Para algunas personas la medida de su amor está vinculada con lo que lloran, para otros con lo que reciben o entregan. A veces simplemente parece estar ligado a una palabra o un hecho en concreto, a una fecha al deber de emparejarse por etnia o lugar de procedencia por la cantidad de sexo que se pueda tener en un año, un juramento o simplemente un beso. 

Para otras personas la medida justa del amor la tiene el tiempo y está muy vinculada a la tolerancia al respeto, y como en esta vida nadie nace sabiendo, amar es algo a lo que se debe aprender también. Y por intuitivo que parezca este sentimiento, al parecer todo lo que amemos a esa persona especial es lo mínimo que deberíamos amarnos nosotros mismos a cada momento. Pero si es así en qué momento deberíamos renunciar a todo lo que somos o a lo que nos debemos, sólo para comenzar “de cero” o simplemente para amar a otra persona y a otra y a otra, como si fuera nuestro reflejo. 

Para otras mentes puede que más maravillosas, la medida del amor tiene que ver con estar viviendo un sueño maravilloso y mientras se mantienen sumergidos en su somnoliento letargo, nadie los puede sacar de esa sensación maravillosa o no que puedan estar viviendo, sin saber entonces que tienen contadas sus horas de sueños, porque para vivir en el mundo real, incluso para enamorarse, hay que estar despierto. Y así hay gente que busca incesantemente la justa medida del amor en el físico o incluso en cosa más simple, como en el acento. Y es que con tantas verdades en este mundo todo puede ser más o menos cierto y la verdad más grande que parece haber no es la real, sino, la queramos creernos.

A mí no hacerme ningún caso, pues he pasado demasiado tiempo mirando a la luna y soñando despierto. A mí no hacerme mucho caso porque en cuestiones de amor soy bastante analfabeto y hay muchas formas de amar que por más que me las expliquen no las entiendo. Sin embargo me he dado cuenta que en la medida que nos hacemos adultos, nuestro amor madura casi en la misma medida que maduran nuestros sueños. Me he dado cuenta que ni el amor ni los sueños envejecen, que no se amilanan ni se hacen pequeños. Que no son ellos los que nos excluyen, los que nos apartan, no son ellos los que nos rompen el corazón, los que se avergüenzan de nosotros y nos abandonan por otro amor o incluso por otro sueño. Para mí la justa medida del amor es una sola, es inmensa, sin embargo cabe en el corazón. Para mí la justa medida del amor, está en tus besos. 

LPF.01f.85

                                                                                                                                                                                                        
 

domingo, 19 de mayo de 2013

Cosas que me preocupan.




Los gordos, los calvos, la gente con gafas de vista. Es decir, gente común con estas características, parecen que no enamorarse y por la misma regla tal parece que nadie los ama. Es común encontrarse foto montajes de personas, que físicamente están estupendas, con alas en la espalda, colas de sirena, mordiendo una fresa etc. Que de cierta manera lo que sugieren es una idolatría a la belleza, pero como la belleza aburre. Y en sí misma no es un mensaje, no se suele viralizar.

Sin embargo, con menos frecuencias encontramos el tipo de personas antes descrito. Los gordos, los calvos, la gente con gafas de vista. Que suelen en algunas ocasiones ser más bien motivo de burlas. Y salen en los llamados memes (Palabra que tiene su origen en Richard Dawson que se refiere a la imitación, replicación y transmisión del mismo modo que un gen es una unidad hereditaria.) Refiriéndose a la similaridad con la que se transmite dicho fenómeno por las  redes sociales, mutando exactamente como un gen, sin perder su fin,   que en este caso es hacer reír. Lo cual en más de una ocasión me ha llevado a preguntarme:

¿Será que esta gente no tiene sueños ni se enamora?
¿Será que no comen fresas, porque están a régimen?
¿Será que a las gordas no se le marcan los pezones cuando llueve?
¿Será que la gente con gafa, no puede mirar triste y taciturno al suelo?
¿Será que a un calvo no le pueden salir alas en la espalda?
¿Será que no le duelen ni les importan las burlas ?   Nada ahí lo dejo.

Al parecer como seres sociales, mostramos más respeto por unos cánones de belleza que por otros.  Y digo más por uno que por otros. Porque en sí misma todas las personas deberían ser hermosas independientemente de su condición física. Sin embargo, al parecer no es así. Y lo que sí me queda claro que un mal llamado feo, lleva mejor su fealdad que un bello su belleza. 

Pintura: Óleo sobre Lienzo
Artista plástico: Botero

Rompe las reglas.


El mundo puede ser hostil para cualquiera que pretenda romper o cambiar ideas preconcebidas. Es difícil imaginar o saber que puede motivar a una persona a exponerse a las críticas, comentarios u opiniones de otros. A sabiendas de que siempre habrá otro punto de vista, valoraciones negativas incluso despotismo y burla en algunos de los juicios que se emitan sin tener en cuenta más argumentos u otras razones.

Sin embargo a pesar de la hostilidad nos exponemos. Nos salimos de nuestra zona de confort, como si todas las normas hubieran sido hechas para ser rotas, a veces eludiendo alguna verdad impuesta o buscando un propósito. Todas las normas que en algún momento fueron concebidas para protegernos. Y llegados a este punto no buscamos aprobación ni reconocimiento, no se trata de atesorar ni de ambiciones personales y puede que tan sólo únicamente sea una cuestión de sonrisas y lágrimas, de propósitos y sueños.

La hostilidad puede hacer más grande y fuerte a los que no tienen miedo a equivocarse o a perder. A los que jamás se regirán por la ley de mínimo esfuerzo, a los que pretenden cambiar el mundo muy desde adentro, sin haber encontrado otra manera de vivir o hacer  que no sea la de hacerle frente a sus miedos. Hace bastante tiempo que perdí el temor a equivocarme, sin embargo he de reconocer que estuve demasiado tiempo haciendo lo correcto (lo que todos esperaban) y os puedo asegurar que no hay nada de novedoso ni espectacular en ello. Romper las reglas, no dejéis de perseguir vuestros sueños, por más veces que os equivoquéis, por hostiles que puedan venir los tiempos. Y sin mayores recompensas os garantizo una muerte digna, la libertad o salir más fuerte después de cada intento. 



sábado, 11 de mayo de 2013

Todos los días de mi vida.

Borrador.Parte 19.

Al final del camino todos los días de mi vida sólo serán una cifra, como mis años, los aniversarios o las vidas que pueda tener o no un gato. Al final del camino puede que me pregunte dónde está  el resto del tiempo que no viví contigo, los que en mi alma suman una eternidad y en tu cuenta sólo cuatro. Al final del camino puede que no sea crucial nada de lo que me quede por hacer y por eso la sabiduría de los años haga más densos mis huesos, más nítidos mis recuerdos, más elocuente mis silencios y más dulce mi pasado, en la misma manera que hace más perecedera mi voluntad y criterio de haberte amado... 

Y a excepción de algunas personas y tus besos, casi todo lo que considero importante puede que en algún momento deje de serlo sin que pueda remediarlo, porque algunas cosas caen por su propio peso y otras simplemente mueren con los años o son borradas por el tiempo. Por eso nunca digo mi edad a un extraño, porque para quien no me conoce todos los días de mi vida sólo serán una cifra, como los aniversarios o las vida que pueda tener un gato.

Y puede que muera joven  o a lo mejor con cien años y puede que todo lo que te ame muera conmigo. Pero nunca serás una cifra, ni primera ni última. Serás la única y sin importar cuantas vidas me tome, en todas he de esperarte hasta el final, aunque parezca imposible...  

LPF.01F85

domingo, 14 de abril de 2013

Cuando vivir merece la pena.







Vivir merece la pena sólo cuando no te avergüenzas de ser quien eres, cuando le haces frente a lo que temes, cuando te desesperas y lloras, para sobreponerte después. Vivir merece la pena cuando comprendes que lo que más debería preocuparte no es la muerte, cuando comprendes que la mayoría de las cosas que consideras importantes, no lo son más que el amor o el aire. Vivir merece la pena cuando en vez de persignarte al ver un hombre sumido en sus desgracias eres capaz de tenderle una mano sin temor a contagiarte. 

Vivir merece la pena cuando eres libre de hacer lo que quieras y escoges hacer lo correcto por defecto, cuando buscas en el prójimo sus virtudes más que sus máculas, cuando comprendes que la vida no es un regalo aunque vivirla tampoco debería suponerte un esfuerzo. Vivir merece la pena cuando descubres en la maravilla de vivir tus propósitos e inconmensurables son tus esfuerzos por llegar hasta ellos. Merece la pena cuando dejas de inventarte excusas para no hacerlo, cuando descubres que la verdad jamás se pondrá de tu lado sólo porque grites o te lamentes, cuando aprendes a disfrutar de la soledad y el silencio.

Vivir merece la pena cuando comprendes de que siempre no se trata de ganar o perder, cuando a pesar de las circunstancias no  se renuncia a lo que se ama, cuando  al enfrentarte a tu quehacer diario no es una agotadora jornada lo que le resta pasión a lo que bien intencionadamente cualquier día hubiste de emprender. Vivir merece la pena cuando dejas de culpar a los demás por tus problemas,  cuando eres capaz de perdonarte a ti mismo, cuando disfrutas con plenitud de conciencia de todos tus estados sin arrepentimientos ni mayores penas. Y citando a "Abrahán Lincoln" Vivir merece la pena cuando comprendes que "Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años." y  sólo por eso lo que me resta quiero vivirlo contigo sin pretender encontrarle sentido... enamorado, maravillado, rompiendo las estadísticas de los que aseguran que nada es para siempre o que no hay amores para toda la vida. 


LPF.01f85
Obra: El árbol de la vida.
Artista Plástico: Gustave Klimt.

domingo, 3 de marzo de 2013

Si todo lo que sucede, sucede por una razón.



Entonces deberíamos:


  • Aceptar la violencia de género.
  • Aceptar la esclavitud infantil.
  • Abstenernos de luchar contra el hambre.
  • Abstenernos de luchar contra el cáncer. 
  • Abstenernos de luchar contra el acoso escolar, maltrato animal, xenofobia, racismo, homofobia, la ignorancia, la corrupción, la pobreza, las injusticias o la guerra.
  • Abstenernos de socorrer a  cualquier persona que lo necesitase o simplemente tener como imposible todo lo que un poco nos cueste. 

Sin embargo todos sabemos que la humanidad no está hecha ni de esta pasta ni de este sentimiento. Que la base de su evolución no es este razonamiento sino la colaboración. Y puede entonces que no sea menos cierto que todo lo que suceda, o lo que no suceda, suceda o no por alguna razón. Sin embargo creo que nadie debería resignarse a no ayudar al prójimo, sin antes no haber intentado comprender sus razones, porque de cierta manera nos estaríamos condenando nosotros mismos.


sábado, 16 de febrero de 2013

No lo entiendo.


No entiendo por qué los botones en las redes sociales están diseñados para dar siempre votos positivos (+1) o (me gusta) haciendo que a duras penas se pueda distinguir la inconformidad y crítica social ante comportamientos negativos de políticos e instituciones, como si tuviere el mensaje subliminal de “Acéptalo” No entiendo por qué no poner un botón con un (-1) o (No me gusta) y que llegada esta cantidad a una cifra determinada (muy alta) fuese motivo de referéndum o un cambio en las políticas de un país, de este planeta o lo que conviniera. No entiendo la manera en que alguna gente acepta toda esta mierda ni entiendo cómo nos podemos sentir engañados o traicionados por un gobierno u otro, cuando muchos desearíamos estar ocupando el sitio de algún ministro únicamente por su sueldo. La verdad que no lo entiendo.