De pequeño mis mayores preocupaciones no pasaban de
reunirme con mis amigos. Creo que eso es algo que todos los niños tienen en
común. A esa edad todo era tan sencillo que una pelea era olvidada en
muy poco tiempo e incluso terminaba
fortaleciendo la amistad. Eran para ese entonces los mejores amigos del
mundo. Una piña inseparable en la que cada uno tenía su papel. Una
especie de manada en la que cada uno tenía su lugar. El matón, el guapera, el listo,
el valiente, el deportista, el gracioso y así una lista de carácteres
interminables, por los que cada uno destacaba.
Tantos niños y disimilitudes de
genialidades hicieron posible que nos reagrupásemos en grupos más pequeños (las
pandillas). Únicamente clasificadas por nuestros padres. Que con riguroso
juicio “De tal palo, tal astilla” dejaban claro su descontento con algunos de
sus miembros. No eran ellos del todo imparciales y a pesar de nuestra niñez solíamos
ser mucho más rigurosos a la hora de evaluar a nuestros amigos, que ellos. Un
miembro era expulsado de la pandilla por sus actos, no había juicio de valor
más importante. Y yo que pasé por casi todas al recordarlo me hace
sentir tan bien, que me arranca una sonrisa de incredulidad ante los actos temerarios
cometidos en algún momento. Y que ahora no se me ocurriría hacer ni en broma
por el peligro que acarreaban. Actos movidos por un sentimiento de competición
de reto sano impuesto por una especie de “Si tu puedes, yo puedo”
En nuestras pandillas todos teníamos
motes en su mayoría adjudicados por el que a lo mejor fuera el más
estúpido de nuestros actos. Y entre risas y amigos sinceros pasé mi
infancia soplando velas y robando caramelos, jugando a las escondidas y
compartiendo mis juguetes sin ver a Papá Noel y sus Renos. Infancia maravillosa
y amigos inolvidables que me trae muy buenos recuerdos. Ínclitos y pintorescos
personajes que formaron parte de mi vida y a los que echo de menos.
Braulio (Tarecón)
El origen de su mote viene de unos dibujos
animados en los que uno de sus personajes (Tarecón) pierde a su grupo, porque se
queda en la inopia mirando un barco. Justo lo que le pasó a él en un campamento
de verano.
ESPECIALIDAD: Tumbar mangos y jugar a las canicas
y buen corazón.
ANÉCDOTA: Una noche nos aburríamos y sobre
las 11:00 de la noche se nos ocurrió tocarle la puerta a puñetazos y patadas
haciendo un ruido espectacular a nuestros vecinos del edificio próximo,
que por aquel entonces eran rusos. Y así estuvimos varias noches. Hasta que los
rusos montaron guardia y casi nos pillan, lo que pasa es que corrimos tan
velozmente que un vecino nuestro, un hombre muy mayor que nos vio pasar mientras disfrutaba de la brisa nocturna. Se quedo tan sorprendido de la velocidad a la que corríamos. Que solo atinó a compararnos con una cinta jejeje. Y la cinta se convirtió en mi apodo.
Carlos Aguíar (La Bala)
Su apodo se lo puse yo en plan
cachondeo por la bicicleta, y él en cambio me decía la cinta por la
anécdota de mi vecino. Y un poco por las bicicletas armadas a trozos que tenía,
que como pedaleará muy fuerte terminaba rompiéndosele algo.
ESPECIALIDAD: Experto en desarmar relojes
digitales y equipos electrónicos y en volverlos a montar, era muy bueno en eso
lo heredó de su difunto padre que era ingeniero electrónico.
ANÉCDOTA: Una vez me amarro la puerta de
mi casa a un pilar que había en el pasillo de mi escalera. Yo estaba dentro y el lo sabía, tocó la puerta y cuando intenté abrirla me fue imposible, me toco salir por el
patio de luz entrar por la cocina de la vivienda de un vecino, para acceder al pasillo y poder desamarrar la puerta. jeje
Damián Pérez (Melanéo)
Su apodo no era del tipo fijo, es el
nombre de su padre. Era un chaval muy aplicado y no era de hacer muchas locuras.
Aunque de las pocas que hizo me las cargué yo.
ESPECIALIDAD: El deporte, era bueno en
todos los deportes todo el mundo lo quería en su equipo de fútbol, béisbol o lo
que fuese.
ANÉCDOTA: El vivía una planta más arriba
que yo, un día me llamo y yo me asomé por el patio de luz. Cuando saqué la
cabeza me dejo caer un huevo en toda la cara jaja. Yo esperé un rato, y mandé a
un amigo a que le tocará la puerta el miro por la mirilla de la puerta, vio que no era yo y
le abrió. Yo estaba escondido y en cuanto abrió le tire dos huevos que dieron
contra la pared del salón de su casa y así continuamos el resto de la tarde.
Nosotros nos reímos mucho, pero nuestros padres desde luego no. Si no me
hubiese venido a España todavía estaría castigado. jaja
Muchos amigos de la infancia y anécdotas
con cada uno de ellos, y con cada anécdota que recuerdo me vienen dos
o tres más a la mente. Estoy ansioso por reencontrarme con ellos y a
pesar de que no será lo mismo, estará muy bien recordar viejos tiempos.
Para algunos de mis amigos de la
infancia:
- Josúe Mila
- Leonardo Ordoñes (Leoni)
- Yoel Reinoso (Tatuaje)
- Giorbel (El tecla)
- Palacio
- Cuba chiquito
- Radame (Racu, o el Loco)
- Lionel Sosa (Hermano del Ñisi)
- Ernesto Fernandez (El gordo)
- El chino (El hombre y la tierra)
- Yuliano Chirino (Yulito)
- Alexis (El tingui)
- Ernesto Díaz (Macandal)
- Javier (Javico)
- Fermin Milanés (TOSNT)